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#SueñaEnPúrpura

#SueñaEnPúrpura

A grandes retos, soluciones atrevidas. En 2015, cuando la palabra “inclusión” no era moda ni tan visible como ahora, algunas escuelas o centros terapéuticos rechazaban a niñas y niños por no estar “listos” para estar en un entorno o espacio terapéutico con otras personas, dado que su comportamiento no era el adecuado ni presentaba oportunidades terapéuticas o de aprendizaje. Tomamos el reto y nos comprometimos con una niña con un síndrome epiléptico y discapacidad así como con su familia a crear un espacio de desarrollo.

 

No fue(ron) ABA, ni Denver, ni Terapia física. En esta oportunidad de exploración nos atrevemos a primar la escucha, el contacto y la presencia, no como valores adicionales a la terapia, sino como acciones humanas prioritarias para acompañar a alguien a conocer el mundo y a todo lo que habita en él. La confianza, la seguridad y el acompañamiento crearon un espacio de descubrimientos y amistad. Las niñas y los niños con discapacidad no sólo necesitan ser “rehabilitados”; aunque en sus múltiples intentos los terapeutas no se han podido desprender de tan añorado regalo histórico, las niñas y los niños no sólo necesitan ser “educados”. Para nosotras, lo más importante es acompañarlos con toda nuestra sincera humanidad a relacionarse con el universo, sus espacios, sus fuerzas y sus acontecimientos.

 

Nos atrevemos a salir de la caja. Nos atrevemos a preferir momentos de diversión que de rehabilitación. Preferimos el juego que la terapia. Pusimos en lo alto el acompañamiento y nulificamos la exigencia. Pensamos que las niñas y niños con discapacidad necesitan desarrollarse como ellos mismos y no idealizando otros cuerpos y mentes. Quizá en un segundo término la terapia y la rehabilitación sea necesaria, pero no son la única opción.

 

Escuchar, acompañar, descubriendo y desafiando: eso es lo que hacemos todos los días en nuestros espacios formativos.

 

Todo suma

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